A un año de Santo Domingo 2026, es imprescindible ir más allá de la inversión y enfocarse en estrategias que aseguren un legado deportivo y urbano realmente sostenible.
En aproximadamente un año, el 24 de julio de 2026, la República Dominicana tendrá el privilegio y el desafío de ser anfitriona de los XXV Juegos Centroamericanos y del Caribe. Este evento se suma a una creciente lista de citas internacionales que el país ha acogido, consolidando su posición como destino clave para el deporte regional y global, en 2003 con esta misma competición y, más recientemente, con la Copa Mundial Sub-17 Femenina de la FIFA en 2024, además de otros torneos clasificatorios de voleibol, atletismo y baloncesto. La celebración de estos Juegos no solo representa una oportunidad para logros deportivos, sino que, gestionada con una visión estratégica, puede transformarse en un catalizador para un legado duradero, con el Malecón Deportivo emergiendo como un eje central de esta visión transformadora.
La capacidad de organización de la República Dominicana ha crecido, pero el análisis de eventos pasados, revela desafíos persistentes en el mantenimiento y la utilización a largo plazo de las infraestructuras deportivas. En esta ocasión, el gobierno ha manifestado un firme compromiso con los Juegos de 2026, realizando una cuantiosa inversión. Se han entregado 220 millones de pesos al Comité Olímpico Dominicano (COD) para la preparación de atletas, y se están interviniendo instalaciones clave como el Estadio Olímpico Félix Sánchez (RD$ 2,860,964,119.78), el Parque del Este (RD$ 930,331,131.28), y el centro acuático Juan Pablo Duarte (RD$ 785,417,087.92). Estas inversiones buscan dejar un legado activo y sostenible.
Legado Juegos Panamericanos Santo Domingo 2003
Los Juegos Panamericanos Santo Domingo 2003 dejaron una infraestructura deportiva significativa y un impacto económico importante. Sin embargo, revelaron un grave problema en el mantenimiento y la utilización post-evento de las instalaciones, con falta de recursos y fracaso de gestión. Esto evidenció que la capacidad para construir no siempre se traduce en la capacidad para sostener.
El contraste entre la capacidad de construir y la dificultad de mantener y utilizar a largo plazo es una lección fundamental para Santo Domingo 2026. El Malecón Deportivo, con su diseño de uso mixto, ofrece una oportunidad para generar ingresos y actividad continua, mitigando problemas de mantenimiento.
Importancia del Malecón Deportivo
En este contexto, el Malecón Deportivo, que transformará 1.7 kilómetros del frente marítimo de Santo Domingo en un centro de actividades deportivas, es fundamental. Este proyecto forma parte del Plan Integrado de Santo Domingo (PISD), una iniciativa estratégica para un crecimiento urbano ordenado y una gestión coordinada que asegure la sostenibilidad a largo plazo de las instalaciones.
Estos beneficios son tanto sociales como económicos. Por un lado, fortalecen el tejido comunitario a través del deporte y la recreación, por otro, dinamizan la economía local con actividades comerciales y turísticas. Al dotar a Santo Domingo de escenarios deportivos accesibles y funcionales, el Malecón Deportivo ofrecerá un espacio público dinámico para el disfrute continuo de la ciudadanía, esencial para un legado activo y sostenible.



Estrategia para Maximizar el Legado
Para asegurar un legado activo y sostenible de los Juegos 2026, es importante implementar estrategias basadas en lecciones aprendidas.
- Concesión de instalaciones
Delegar la administración de ciertas instalaciones deportivas a operadores especializados, a través de esquemas de concesión, puede mejorar la eficiencia operativa, generar ingresos para su mantenimiento y garantizar una programación de actividades continua.
- Impulso de modalidades deportivas
La infraestructura debe ir acompañada de un impulso a las disciplinas que se practican en ella. Esto incluye programas de iniciación, torneos comunitarios, y la integración en campañas como el Fitness Month, promoviendo su uso en la ciudadanía en general. El objetivo es asegurar que los espacios no solo estén disponibles, sino que estén activos y alineados con políticas públicas de salud y desarrollo social.
- Plan de mantenimiento específico:
Es indispensable establecer un sistema de mantenimiento preventivo y correctivo, con recursos asignados en función del uso, capacidad y especificidades técnicas de cada instalación.
- Programación dinámica y uso mixto de espacios:
El Malecón Deportivo y las demás instalaciones remozadas deben contar con una planificación anual de actividades deportivas, culturales y recreativas que garanticen su dinamismo. La inclusión de actividades nocturnas, eventos comerciales o ferias pueden maximizar su utilización, atraer nuevos públicos y contribuir a su sostenibilidad económica.
En 2026, no solo recibimos unos Juegos, tenemos la oportunidad de rediseñar nuestra forma de vivir y disfrutar la ciudad a través del deporte. El éxito de los Juegos Centroamericanos y del Caribe Santo Domingo 2026 no debe medirse únicamente por su ejecución logística o medallero deportivo, sino por la capacidad de traducir la inversión y la visibilidad internacional en un legado urbano, social y deportivo de largo plazo. El Malecón Deportivo representa una pieza clave de esta visión. Con una gestión estratégica, centrada en el uso continuado, mantenimiento eficiente e integración comunitaria, Santo Domingo puede convertir este evento en una plataforma para redefinir su relación con el deporte y el espacio público. La historia de los Juegos Panamericanos de 2003 ofrece una advertencia clara; ahora, con planificación y compromiso, tenemos la oportunidad de escribir un capítulo distinto.